jueves, 22 de marzo de 2012

Hoy llegó mi madre.
Emociones encontradas.
Aquel que vive a kilómetros de sus padres sabe de qué hablo... una se pone ansiosa por la llegada, compra cosas ricas para recibirlos, cocina un par de comidas, limpia bien la casa y prepara las sabanas para el cuarto en el que van a  acomodarse. Si una es una se zarpa de copada, quizá hasta despeja un poco el placard para que puedan guardar ropa...
La mañana del arribo en general es caótica... una intenta despejar la agenda, se despierta temprano para recibirlos, va poniendo la pava para el mate, revisa mentalmente la lista de temas que NO hay que tratar en las primeras horas de encuentro, miras el reloj, siempre se atrasa todo un poco, el avión arriba después de hora, o la cinta con los bolsos es un lío, o simplemente no hay taxis.
Y por fin llegan. (En este caso, solo mi madre llega)
Y ahí el hechizo se rompe.
-Estas muy flaca.- Sí, má. A veces pasa.
-Esto esta muy desordenado. - No estoy mucho, má. Asique no tengo tiempo de ordenar
-¿La ropa siempre la colgas así para que se seque? -Que se yo!!!!!
 Mi madre no es particularmente densa. De hecho es bastante tranqui.
Me separé. No sé si les conté. (no está bueno separarse) Si bien hace un tiempito de esto, es cierto que las cosas del living que el fulano se llevó aun no las repuse, es cierto que la heladera está mas vacía que de costumbre, es cierto que estoy un poco mas flaca... Pero... Mamá!!! Es necesario el interrogatorio?
Acto seguido, mate en una mano, pastafrola en la otra comienza el round dos:
-Tenemos varias teorías sobre tu separación. (sic!. Asi me entró. la pastafrola atorada, los ojos desenroscados de la cara. Mamá I RRE CO NO CI BLE)
Lista interminable de teorías. Una teoría por cada familiar. Y somos muchos.
De las mas psicologistas a las mas bestias, de las mas absurdas a las excedidas en sentido.
Sin desperdicio.

Y ahí recordé que esto de tener a los padres lejos es asi... cuando no están los extrañamos, cuando están no los queremos ver, porque pasan de no estar a vivir con nosotros, y se van, y una siente el vacío horrible de que no hay gente sobrando en tu casa. (si tu casa es chica como la mia, al menos)

El encuentro duró una hora. Fue todo lo que pude soportar. Pobre ella, pobre yo... nos resta una semana por delante...
La dejé y me fui a comprar bici. Oh si! tengo bici de nuevo.
La que usaba antes se la llevó el fulano.
La mia es mas linda, y está menos destartalada.
Pronto fotos!
Pronto recetas!
(esto no tiene nada que ver, pero me acordé que se viene un post de recetas en breve)

Hasta próxima entrega.
Besos
J.

FELIZ OTOÑO.
Que vivan las bufandas!


1 comentarios:

Marina dijo...

Viví lejos de mi mamá varios años y es así tal cual y aunque me tomaba un poco mas de una hora siempre terminaba yendo a comprar una bici.

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